Este curso, el tema propuesto al alumnado para el concurso de relatos y poesías que hacemos tradicionalmente los días de la Feria del Libro, ha sido "EL LIBRO". A continuación dejamos las producciones de los tres alumnos y alumnas premiados en cada una de las categorías:
RELATO, 1º PREMIO: Miguel Ángel Romera Fernández, de 2º, con "¿Cuál será tu futuro?"
Todo niño se imagina a sí mismo de mayor, piensa
en que tendrá una familia, un bonita casa y también piensa en su profesión
.Algunos la tienen más clara que otros, pero puede que tengan dudas en algún
momento. Esto le pasó a un niño que habitaba en un pequeño pueblo cercano a
Oviedo llamado Tomás. Con 11 años tuvo dudas sobre su futuro, y todo por una pregunta que hicieron un día en el
colegio:
-¿Qué queréis ser de
mayores?- preguntó la profesora a su clase.
- Yo quiero ser médico-
dijo Joaquín.
-Yo seré maestra- dijo
Julia.
Fueron respondiendo
todos hasta que le llegó el turno a Tomás, que dijo:
-Yo quiero se piloto de
aviones. Se hizo el silencio en clase.
-¿Tú? ¿Piloto?-Preguntó
Joaquín -¿Estás seguro?
Tomás asintió y sus
compañeros empezaron a reírse.., el muchacho sintió una gran vergüenza y al
salir de clase le preguntó a su compañero Joaquín:
-¿Por qué te extrañaste
de que quisiera ser piloto?- el otro niño tardó unos segundos en responder,
hasta que dijo:
-Te recuerdo que tienes
mucho vértigo.
Era cierto, Tomás tenía
muchísimo vértigo, pero le encantaba la idea de pilotar un avión.
-¿A qué me dedico
entonces?-preguntó con curiosidad
-No sé, si te gusta
conducir puedes se chófer- respondió su amigo.
Al separarse ambos
Tomás estuvo pensando en lo que le había dicho Joaquín, aunque no parecía
contentarle la idea de ser chófer. Al llegar a su casa, el chico tomó el
almuerzo, hizo su tarea y fue a pasear a su perro al parque. Allí como de
costumbre solo había personas mayores y niños pequeños jugando en la arena con
sus amigos. Tomás volvió a casa al anochecer para ducharse, cenar e irse a
dormir. Pero aquella noche no la dedicó a dormir, se pasó toda la noche pensando en que no podía
pilotar un avión y preguntándose “¿De qué trabajaré?”. No pudo dormirse hasta
las 4:30 h así que ese día llegó tarde a clase. Cuando llegó sus compañeros le
preguntaron:
-¿Es qué tu despertador
no tiene pilas?, ¿ se te han pegado las sábanas?- entre otras cosas. El pobre
chaval se lo tomó con humor y como repuesta se encogía de hombros.
Ese día Tomás estuvo
algo perdido en clase pensando en su futura profesión, había muchas profesiones
donde elegir: médico, maestro, mecánico, escritor, etc. Pero ninguna le hacía
especial ilusión, bueno, había una que sí (aparte de pilotar un avión). Al
chaval le gustaba el trabajo de su padre, compositor musical, pero sólo oía a
su padre quejarse de las ofertas que tenía. Decía de su última oferta:
-No sé que puedo
componer para unas botas de agua que no esté hecho- y lo cierto era que su
padre se pasaba todo el día en su despacho intentando componer algo decente,
pero no había manera. Tomás pensó:¿ y si
a mí me pasa lo mismo?- y, asustado por ello abandonó la idea de componer. Lo
que sí era cierto es que al chico le encantaba inventar cosas, pero ¿había
alguna profesión con la que sacar partido a su gusto? Seguro que la había, pero
a Tomás no se le ocurría ninguna. Probó con la invención; trató de inventar
muchas cosas: cochecitos, arcos, espadas, pero no le salía nada bien. El
muchacho no dejaba de atormentarse con
profesión.
Un día le pidió consejo
a su madre, ella le escuchó y le dijo:
-Tomás, hijo, solo
tienes 11 años, no deberías preocuparte de eso ahora, lo que tienes que hacer
es centrarte en tu presente y olvidare
de lo demás- estas palabras hicieron reflexionar al chaval.
-Gracias mamá –dijo
antes de marcharse a dormir aquella noche. Esta vez sí pudo dormir bien, pero
al día siguiente, después de clase su tío Luis le volvió a preguntar:
-Tomás, ¿ has pensado
ya a que te vas a dedicar de mayor?- se
miraron fijamente hasta que el niño respondió:
-Aun no lo tengo
claro-.Luis, que notó cierta tristeza en su sobrino le dijo para animarle:
-Bueno, un niño como tú
tendrá muchas profesiones entre las que elegir.
Seguro que sí, pero
Tomás no sabía cuáles iban a ser esas profesiones. El resto del curso escolar transcurrió
con normalidad y en él no volvieron a preguntar a los niños acerca de su
futuro. Ya en vacaciones de verano y con su 12º cumpleaños de camino, Tomás
seguía pensando en su futuro y al soplar las velas pidió como deseo:” que se
resuelvan mis problemas con el futuro”.
Dichos problemas no se resolvieron de
inmediato, por lo que Tomás estaba decepcionado y no sabía si encontraría la respuesta
al dilema hasta que un día llegó a su
pueblo un escritor a firmar su último libro llamado “ El futuro”. Tomas fue con
su madre al evento, al llegarles el turno el chico le preguntó al escritor:
-¿Ttú siempre tuviste
claro que querías hacer de la escritura tu profesión?
-Por supuesto dijo el
escritor con un tono que transmitía seguridad.
Tomás vio en aquel
hombre alguien a quien poder contarle sus preocupaciones de futuro. El
escritor, tras unos segundos de reflexión dijo:
-Bueno, aun eres joven,
pero está bien que te preocupes por tu futuro.¿ Qué tal si te lees mi libro?
Puede que te ayude.
Tomás asintió como
respuesta, así que se llevó el libro firmado a su casa para leerlo e intentar
conseguir algún tipo de ayuda con él.
Cuando acabó de leerlo,
el muchacho estuvo pensando, sobre todo, en una parte del prólogo en la que el
autor decía por qué se había hecho escritor, ponía: “Me hice escritor porque
desde pequeño me ha gustado escribir y quería que el resto de personas pudiera
leer mis historias”.
Esa parte impactó de lleno en los sentimientos
de Tomás, a él también le gustaba escribir….¿ Era esa la respuesta a su
problema? ¿ Sería la escritura su vía de escape al mundo laboral?. Tomás pensó
en sí mismo como escritor, no le disgustaba la idea, pero aún no tenía el nivel
necesario como para escribir un libro decente, que llegue a la gente. Pero el
chico tenía una cosa a su favor: el tiempo, era muy joven y aún tenía tiempo
para mejorar su manera de expresarse escribiendo. Pero también sabía que para
mejorar debía practicar mucho. Ahora
bien ¿escribiría poesía o novelas?. No
se había parado a pensar en ello ya que todo fue un torrente de emociones
circulando por su organismo.
Tomás estuvo mucho,
muchísimo tiempo practicando para ser mejor escritor. Escribió muchos cuentos
de poca extensión al principio, pero al final sus cuentos acabaron siendo
bastante largos. También se atrevió con la poesía, pero con menos suerte,
aunque eso no le quitó la ilusión que tenía por seguir escribiendo sus
fantasías en papel para poder compartirlas con cualquier persona y que como él, se viera enredada en aquel mundo de
palabras.
A Tomás le entusiasmaba
la idea de que la gente hablara de él en todo el mundo y también le gustaba
pensar en las inmensas colas que podrían
hacer los lectores para comprar sus libros o conseguir su firma. De tanta
ilusión que tenía por escribir, Tomás
había perdido hasta el apetito, lo único que le preocupaba ahora era escribir.
-Tomás ¿por qué no
comes un poco más?. Si te encanta esta comida-preguntó su madre con
preocupación
- Es que no tengo
tiempo, tengo muchas cosas que hacer- dijo el chaval casi en la puerta de la
cocina.
Era cierto tenía muchas
historias que escribir, de momento, para sí mismo. La mayoría de sus historias
estaban protagonizadas por animales como perros, ratones, cebras, pequeños
peces, etc. a los que usaba de metáfora
de él mismo, todos los animales tenían dudas sobre algo y siempre había un
animal más anciano que les ayudaba a resolverlas. Tomás tardó, pero se dio
cuenta de ello y no le gustaba pensar
que todos sus libros serían iguales, por lo que intentó cambiar de tema, aunque solo fuese por una
vez nos estaría mal de momento.
Ya llegados al día en el que empezaba el nuevo
curso escolar Tomás llegaba al colegio con una sonrisa de oreja a oreja, estaba
feliz porque ya nadie podría reírse de él por sus deseos de futuro. También en
el colegio Tomás intentaba escribir lo
máximo posible para tener que pasar también en casa menos tiempo escribiendo y
poder hacer otras cosas , pero al principio fue posible, el chaval se pasaba las tardes
enteras escribiendo sin parar. Aunque al avanzar el curso Tomás fue escribiendo
menos por las tardes, pero nunca dejaba de escribir aunque fuera solo un poco.
Al empezar la época de exámenes Tomás se vio forzado a dejar la escritura al
margen. Cada vez que disfrutaba de unas vacaciones Tomás escribía todo lo que
había perdido durante los exámenes, aunque en estos también había escrito bastante,
tanto que hasta su profesora le había dicho en más de una ocasión:
-Tomás no es necesario
que escribas tanto en las respuestas de los exámenes.
A lo que el chico respondía:
-Es que me gusta
escribir.
Pero un día se quedó
sin ideas para escribir y se sintió mal por ello, pensaba “¿qué clase de
escritor voy a ser si me quedo sin ideas?” y abandonaba su habitación de
escritura para ir a ver la televisión junto a su perro, con el que le encantaba
estar siempre que estaba triste por algo
pasado.
Un día de repente, le volvió a llegar la
inspiración y decidió empezar a escribir un libro. No se lo tomó con prisas,
escribía cuando se le ocurría algo, cuando se aburría o no tenía nada que
hacer. Lo hizo poco a poco, hasta que un día , 4 años después, lo acabó y se
decidió a publicarlo, aunque no tuvo mucha fortuna con su primer libro.
Tomás, lejos de
entristecerse decidió volver a intentarlo, eso sí, sin prisa alguna. Compaginó
bastante bien sus estudios y su tiempo de escritura, dedicando más tiempo a una
o a otra cosa dependiendo de sus
obligaciones en aquel momento. Esta vez tardó un año en escribir su nuevo
ejemplar, y este sí que fue un éxito con
un buen número de ventas. Las sensaciones que tenía Tomás eran indescriptibles
y entonces supo que su verdadera vocación era la escritura.
RELATO, 2º PREMIO: Violeta Martín Cámara, de 3º A, con "Palabras rotas":
Eran seis los libros que vivían
en una estantería azul en el dormitorio de Sergio, un chaval de apenas quince
años que estudiaba tercero de la ESO.
Habían pasado por cuatro o cinco
generaciones antes de llegar a semejante sitio. Algunos habían viajado en
avión, o incluso en barco. Habían traspasado las fronteras de varios países.
Otros, sin embargo, eran usados día a día para entretener a Sergio de camino al
instituto en los vagones de un metro cualquiera. Allí podrían encontrarse con
frecuencia algunos más en las manos de otros pasajeros.
Sergio les había dado uso a todos
o a casi todos, ya que le encantan los libros, leer y todo lo relacionado con
este tema.
Pero un día, el día de su
cumpleaños, pasó algo inesperado.
Era temprano, cerca de las ocho
menos veinte de la mañana de un lunes cuando comenzó a sonar su despertador.
Sergio se levantó rápidamente de la cama. Tenía sueño, mucho sueño. Mientras se
vestía, observó un pequeño paquete envuelto en papel de regalo que se
encontraba sobre su escritorio. Se acercó a este y aún con cara de sueño, pudo
leer una tarjeta bastante decorada:
“Feliz cumpleaños, quinceañero.
Con cariño de Papá y Mamá”.
Empezó a abrir el paquete con
cara de felicidad y entusiasmo. Imaginaba que sería un libro, como todos los
anteriores años. Pero estaba algo equivocado, pues no podía considerarse un libro
como tal. Era un lector de libros. En su interior contenía…¡nada más y nada menos
que cien libros! Aquello sorprendió a Sergio, quien se sentía ahora el chico
más feliz del mundo. Por fin no tendría que cargar con un montón de libros
pesados. Los metería todos en uno. Era una idea realmente fascinante. Quizá el
mejor regalo que había recibido en toda su vida.
Sergio se pasó las primeras tres
semanas usándolo sin parar, ya que no sólo tenía libros, sino que además
contenía juegos. Él y el aparato eran ahora inseparables. Iban justos a todas
partes. Siempre.
Un miércoles cualquiera en el instituto…
Marta, una chica bastante guapa a
la que conocía desde principio de curso, se acercó rápidamente hacia él. Era un
cambio de clase. La pareja estuvo hablando sobre los libros. Ella le comentó
que ayer se había terminado “Perdona si te llamo amor” de Federico Moccia. Le
había gustado bastante, ya que era un buen libro, y pensó que posiblemente a él
también podría gustarle, así que se lo aconsejó. A Sergio le pareció una buena
sugerencia.
Al llegar a casa quiso buscarlo y
descargárselo de Internet. Iba a cargarlo en el lector cuando se encontró con
un problema: “Memoria llena, borre uno o más archivos para cargar otro”. Sergio
era incapaz de elegir uno y borrarlo, porque los libros que se leía formaban
parte de él y de su vida en sí. Era muy difícil el tener que deshacerse de uno
para siempre. Decidió entonces borrar uno que no había empezado aún para poder
cargar el que su compañera de clase le había sugerido. Y así hizo.
Semanas más tarde, se había
aburrido ya de los juegos del aparato. Siempre se repetían los mismos
escenarios y niveles.
Una noche, mientras dormía…
Sergio estaba sumergido en una
pesadilla, en la que ocurrió algo que hizo cambiar suy opinión acerca del
regalo de cumpleaños.
Era después de comer cuando
sucedió todo. Sergio intentaba sacar el lector de su mochila cuando, de
repente, su móvil empezó a vibrar a la vez que emitía el sonido característico
de un SMS.
El chaval giró la cabeza hacia
donde éste se situaba y, sin querer, dejó caer el lector al suelo. “¡NOOOOOO!”,
gritó nervioso. ZAS. Pantalla rota. ”¡Mierda, acabo de perder mis cien
libros!”, gritó de nuevo furioso. Se acercó al móvil pensando que a lo mejor
podría encontrarse un mensaje importante de algún amigo, pero cuando vio que
era un SMS publicitario, procedente de la empresa de telefonía “Orange>”, se
cabreó más todavía.
Acto seguido, despertó. Estaba
nervioso y tenía alguna que otra gota de sudor deslizándose lentamente por el
rostro. Un leve pensamiento llegó entonces a su cabeza.
“¿Eran realmente libros?”, se
preguntó a sí mismo “Sí… ¿porqué no iban a serlo?...¿Eran suyos? ¿A quién
pertenecían?”, se volvió a cuestionar. No tenían hojas, no se podían tocar ni
se podía percibir en ellos ese olor a libro nuevo que a todos nos gusta.
Pero…si no son libros, ¡¡¿QUÉ
SON?!!...se preguntó por última vez.
“Un libro no es un conjunto de
letras, palabras, oraciones y párrafos. Tampoco es una historia por larga y
elaborada que sea, no. Un libro es un objeto con vida propia, con un pasado, un
presente y un futuro. Con un tamaño variable, con unas pastas más duras o más
blandas, según la editorial. Todas esas cualidades que lo hacen a cada uno realmente
único en este pequeño mundo.
Un libro des más que un archivo
PDF que se descarga de Internet, es un amigo, es un compañero de vida, el mejor
amigo incluso. Es aquel que forma parte de tu día a día, aquel que te regaló un
familiar o un amigo por algún motivo. Esto último lo hace todavía más valioso.
Un libro es aquel que te hace
olvidar tus problemas e historias para poder vivir y disfrutar las de otro
protagonista y otros personajes cualesquiera.
UN LIBRO ES ESO Y MÁS”.
RELATO, 3º PREMIO: Carlos Schmitt, de 3º A con "NO NAME":
Muy buenos días a todos, yo soy
un libro de un escritor un poco raro. ¿Por qué? Porque era un hombre que estaba
drogado, estaba tan loco y salió de la hoya que al escribirme se le olvidó
ponerme un simple título para identificarme de los demás.
No había manera, el pobre hombre
estaba ya bajo tierra, me dijo el otro día la Biblia que tengo al lado. Estamos
todo el día hablando sobre él, pero ya no sabemos ni qué contarnos. Solo puedo
deciros que estamos aquí, en la casa del pobre hombre loco, esperando que nos
recojan para llevarnos a nuestro propio infierno. Sí, un sitio que todo el
mundo conoce, vuestra querida chimenea que os calienta los inviernos y que la
alimentáis con toda nuestra raza, aunque hay veces que disfruto mucho
escuchando a esos individuos más feos, llamados “poesías”: las cosas más
desgraciadas de este mundo lo único que hacen es volver locas a las personas
contra todas las normas…que os digo ya que empiezo hasta yo a hablar como las
poesías con estas rimas…bueno, vamos a dejar de hablar de esto.
Acabo de ver que está empezando a
entrar gente por la casa, yo creo que es para comprarnos…eso espero porque es
una de las mejores cosas que te puede pasar como libro; se dice que te llevan a
una casa enorme, llena hasta arriba de nuestra raza.
Se me está acercando un hombre y
le pregunta a otro cómo me llamo, y él contesta “No name”. Este es el día más
feliz de mi vida, porque me han puesto un nuevo nombre, aunque no sé lo que
significa.
De verdad, hoy es mi mejor día:
me ha cogido y le está diciendo al otro hombre que me va a comprar y que me va
a llevar a una de las bibliotecas más grandes de Europa.
7 DÍAS MÁS TARDE…
Hola de nuevo, hoy me encuentro
en la biblioteca de Oxford, en Inglaterra. Esto es una maravilla porque he
encontrado muchos amigos, aunque creo que solo son hermanos gemelos. Me
gustaría, a lo largo de la vida, encontrar un hermano gemelo mío.
Os tengo que contar una cosa:
ayer conocía a un diccionario de inglés y le pregunté el significado de mi
nombre. ¡No me lo hubiese esperado en la vida! Mi nombre es…¡Sin nombre! Estoy
un poquito cabreado por eso, lo único bueno es que soy un libro curiosos según
he escuchado. Trato de la vida de un loco drogado que escribió un libro sobre
sus guerras de drogas. No sé porque, pero me suena un montón d algún amigo o
conocido…En fin, aquí estoy en las manos de un famosos inspector, según me ha
dicho el libro de “Don Quijote”, un chiflado que dice que las mesas son el
infierno. Yo ya os dije antes eso sobre las chimeneas, como las conocéis
vosotros los humanos, pues creedme, él tiene una fantasía muy “abierta”; vamos,
otro chiflado como mi autor.
Según veo, el que me está leyendo
está muy interesado en mí, espero que sea un inspector o algo en esa dirección
como dice el loco este, porque mi mayor deseo es ser un libro famoso y conocido
por todo el mundo, aunque suelo ser algo pesimista, por desgracia.
Después de una hora, el conocido
hombre me devolvió a mi sitio, le
pregunté a mi vecino si el hombre ese es famoso en esto de los libros y me dijo
que era un pobre vagabundo que viene siempre a leer para olvidarse un poco de
la pobreza. Seguro que estáis pensando que es algo malo para mí, pero no, no lo
es: según me ha dicho el vecino su hermano es el representante de libros más
famoso del mundo y muchas veces sea llevado libros nuevos. Por lo único que
estaba cabreado es porque el loco de “Don Quijote” me había hecho muchas ilusiones.
DOS AÑOS MÁS TARDE…
Hola, por tercera vez. Os tengo
que decir una cosa: estoy bastante viejo y tengo el lomo muy destrozado, pero
lo bueno es que hoy se espera visita del hermano de ese vagabundo que os conté
hace ya mucho tiempo.
Mira, hablando del rey de Roma,
por la puesta asoma, como dice mi amigo de enfrente. Es mi hora, tengo que
hacer todo lo posible para que me elija.
-
¡Mira, mira! ¡Se está acercando a mí! ¡Bien!
Estoy muy feliz, estoy en sus
manos y espero que le pueda convencer. Tiene una cara muy seria, tiene pinta de
ser un alemán. Dos horas más tarde, me deja donde estaba y se larga.
5 DÍAS DESPUÉS…
He despertado en una habitación
muy grande. Creo que todo está lleno de libros, que se me parecen mucho por no
decir que son idénticos.
Creo que acabo de conseguir el
objetivo de mi vida: soy famoso y he encontrado hermanos gemelos, soy el libro
más feliz del mundo….pero sin nombre.
POESÍA, 1º PREMIO: Daniel Martín Cámara, de 4º de ESO con "Mundos de lectura":
Mundos escondidos
entre páginas,
Letras que forman
sábanas,
Sábanas que me
cubren,
Floto hasta la
cumbre,
Desde estas vistas
veo vidas creadas por un autor,
Páginas que dan
frialdad y otras que dan calor.
Esa voz que me cuenta
meses, años extraños,
Noto que cada letra
de las páginas las araño.
Voces que nacen en mi
cabeza formando diálogos,
Ese monólogo que
forman mis sinapsis,
Me da igual con que
se inspiren los autores,
Ellos solo intentan
abortar esos errores.
Números de páginas
que se suman y se multiplican,
Libros que quieren
ser utilizados y me lo suplican.
Sensaciones que nunca
son iguales en libros diferentes,
Distintas razas de
afluentes,
Conocimientos que
salen de una fuente.
POESÍA, 2º PREMIO: Laura Sedano Fernández, de 4º de ESO, con "El don de un buen sabio".
Caminar paso a paso
Encauzado por el olor
de ejemplares valiosos,
Vetustos e inéditos,
Todos reposan en una
cárcel de madera.
Esperando ser leídos.
Y es que no hay buen
sabio
Que a este lugar no
acuda,
Pues la esencia de la
cultura
Atrapada queda en
este aposento.
Un lugar de
entretenimiento y sabiduría
Lleno de aventura y
fantasíca
Donde el aire es
diferente,
Donde el único sonido
Es el deslizar de las
hojas.
Un millar de relatos
podemos hallar,
Despertares de
memorias pasadas,
Romances en el que
sus letras
Te trasladan a un
orbe lleno de amor.
Fábulas ubicadas en frondosos
bosques
Donde la hermosura de
las ninfas
Seducen a turbados
mozos.
POESÍA, 3º PREMIO: Raquel Fernández Cara, de 1º, con "El libro".
Los bibliotecarios te
adoran,
Imprescindible en su
trabajo.
Fuentes de sabiduría,
Manan de tu interior.
En tu lomo se
sostienen
Esbeltas hojas
doradas
Llenas de sabias
letras
Que te hacen
susurrar.
Tienes muchas ideas,
Infinidad de
situaciones
Alegres y divertidas,
Tristes y
melancólicas,
Pero siempre
educativas.
Fruto de mentes
sabias
Habitan tu interior
que
Cuando te lo hacemos
sembrar
Gran cosecha nos das.
Cuando lo descubres
No te puedes resistir
A la infinidad de
emociones
Que te hace sentir.
¡ Enhorabuena a todos ellos por su creatividad y calidad en sus producciones!
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