miércoles, 8 de mayo de 2013

Alumnado premiado en el Concurso de la Feria del Libro 2013

Este curso, el tema propuesto al alumnado para el concurso de relatos y poesías que hacemos tradicionalmente los días de la Feria del Libro, ha sido "EL LIBRO". A continuación dejamos las producciones de los tres alumnos y alumnas premiados en cada una de las categorías:

RELATO, 1º PREMIO: Miguel Ángel Romera Fernández, de 2º, con "¿Cuál será tu futuro?"


Todo  niño se imagina a sí mismo de mayor, piensa en que tendrá una familia, un bonita casa y también piensa en su profesión .Algunos la tienen más clara que otros, pero puede que tengan dudas en algún momento. Esto le pasó a un niño que habitaba en un pequeño pueblo cercano a Oviedo llamado Tomás. Con 11 años tuvo dudas sobre su futuro, y todo  por una pregunta que hicieron un día en el colegio:
-¿Qué queréis ser de mayores?- preguntó la profesora a su clase.
- Yo quiero ser médico- dijo Joaquín.
-Yo seré maestra- dijo Julia.
Fueron respondiendo todos hasta que le llegó el turno a Tomás, que dijo:
-Yo quiero se piloto de aviones. Se hizo el silencio en clase.
-¿Tú? ¿Piloto?-Preguntó Joaquín -¿Estás seguro?
Tomás asintió y sus compañeros empezaron a reírse.., el muchacho sintió una gran vergüenza y al salir de clase le preguntó a su compañero Joaquín:
-¿Por qué te extrañaste de que quisiera ser piloto?- el otro niño tardó unos segundos en responder, hasta que dijo:
-Te recuerdo que tienes mucho vértigo.
Era cierto, Tomás tenía muchísimo vértigo, pero le encantaba la idea de pilotar un avión.
-¿A qué me dedico entonces?-preguntó con curiosidad
-No sé, si te gusta conducir puedes se chófer- respondió su amigo.
Al separarse ambos Tomás estuvo pensando en lo que le había dicho Joaquín, aunque no parecía contentarle la idea de ser chófer. Al llegar a su casa, el chico tomó el almuerzo, hizo su tarea y fue a pasear a su perro al parque. Allí como de costumbre solo había personas mayores y niños pequeños jugando en la arena con sus amigos. Tomás volvió a casa al anochecer para ducharse, cenar e irse a dormir. Pero aquella noche no la dedicó a dormir, se  pasó toda la noche pensando en que no podía pilotar un avión y preguntándose “¿De qué trabajaré?”. No pudo dormirse hasta las 4:30 h así que ese día llegó tarde a clase. Cuando llegó sus compañeros le preguntaron:
-¿Es qué tu despertador no tiene pilas?, ¿ se te han pegado las sábanas?- entre otras cosas. El pobre chaval se lo tomó con humor y como repuesta se encogía de hombros.
Ese día Tomás estuvo algo perdido en clase pensando en su futura profesión, había muchas profesiones donde elegir: médico, maestro, mecánico, escritor, etc. Pero ninguna le hacía especial ilusión, bueno, había una que sí (aparte de pilotar un avión). Al chaval le gustaba el trabajo de su padre, compositor musical, pero sólo oía a su padre quejarse de las ofertas que tenía. Decía de su última oferta:
-No sé que puedo componer para unas botas de agua que no esté hecho- y lo cierto era que su padre se pasaba todo el día en su despacho intentando componer algo decente, pero no había  manera. Tomás pensó:¿ y si a mí me pasa lo mismo?- y, asustado por ello abandonó la idea de componer. Lo que sí era cierto es que al chico le encantaba inventar cosas, pero ¿había alguna profesión con la que sacar partido a su gusto? Seguro que la había, pero a Tomás no se le ocurría ninguna. Probó con la invención; trató de inventar muchas cosas: cochecitos, arcos, espadas, pero no le salía nada bien. El muchacho  no dejaba de atormentarse con profesión.
Un día le pidió consejo a su madre, ella le escuchó y le dijo:
-Tomás, hijo, solo tienes 11 años, no deberías preocuparte de eso ahora, lo que tienes que hacer es centrarte en tu presente  y olvidare de lo demás- estas palabras hicieron reflexionar al chaval.
-Gracias mamá –dijo antes de marcharse a dormir aquella noche. Esta vez sí pudo dormir bien, pero al día siguiente, después de clase su tío Luis le volvió a preguntar:
-Tomás, ¿ has pensado ya  a que te vas a dedicar de mayor?- se miraron fijamente hasta que el niño respondió:
-Aun no lo tengo claro-.Luis, que notó cierta tristeza en su sobrino le dijo para animarle:
-Bueno, un niño como tú tendrá muchas profesiones entre las que elegir.
Seguro que sí, pero Tomás no sabía cuáles iban a ser esas profesiones. El resto del curso escolar transcurrió con normalidad y en él no volvieron a preguntar a los niños acerca de su futuro. Ya en vacaciones de verano y con su 12º cumpleaños de camino, Tomás seguía pensando en su futuro y al soplar las velas pidió como deseo:” que se resuelvan mis problemas con el futuro”.
 Dichos problemas no se resolvieron de inmediato, por lo que Tomás estaba decepcionado y no sabía si encontraría la respuesta al dilema hasta que un día llegó  a su pueblo un escritor a firmar su último libro llamado “ El futuro”. Tomas fue con su madre al evento, al llegarles el turno el chico le preguntó al escritor:
-¿Ttú siempre tuviste claro que querías hacer de la escritura tu profesión?
-Por supuesto dijo el escritor con un tono que transmitía seguridad.
Tomás vio en aquel hombre alguien a quien poder contarle sus preocupaciones de futuro. El escritor, tras unos segundos de reflexión dijo:
-Bueno, aun eres joven, pero está bien que te preocupes por tu futuro.¿ Qué tal si te lees mi libro? Puede que te ayude.
Tomás asintió como respuesta, así que se llevó el libro firmado a su casa para leerlo e intentar conseguir algún tipo de ayuda con él.
Cuando acabó de leerlo, el muchacho estuvo pensando, sobre todo, en una parte del prólogo en la que el autor decía por qué se había hecho escritor, ponía: “Me hice escritor porque desde pequeño me ha gustado escribir y quería que el resto de personas pudiera leer mis historias”.
 Esa parte impactó de lleno en los sentimientos de Tomás, a él también le gustaba escribir….¿ Era esa la respuesta a su problema? ¿ Sería la escritura su vía de escape al mundo laboral?. Tomás pensó en sí mismo como escritor, no le disgustaba la idea, pero aún no tenía el nivel necesario como para escribir un libro decente, que llegue a la gente. Pero el chico tenía una cosa a su favor: el tiempo, era muy joven y aún tenía tiempo para mejorar su manera de expresarse escribiendo. Pero también sabía que para mejorar debía  practicar mucho. Ahora bien ¿escribiría  poesía o novelas?. No se había parado a pensar en ello ya que todo fue un torrente de emociones circulando por su organismo.
Tomás estuvo mucho, muchísimo tiempo practicando para ser mejor escritor. Escribió muchos cuentos de poca extensión al principio, pero al final sus cuentos acabaron siendo bastante largos. También se atrevió con la poesía, pero con menos suerte, aunque eso no le quitó la ilusión que tenía por seguir escribiendo sus fantasías en papel para poder compartirlas con cualquier persona y que  como él, se viera enredada en aquel mundo de palabras.
A Tomás le entusiasmaba la idea de que la gente hablara de él en todo el mundo y también le gustaba pensar en las  inmensas colas que podrían hacer los lectores para comprar sus libros o conseguir su firma. De tanta ilusión que tenía  por escribir, Tomás había perdido hasta el apetito, lo único que le preocupaba ahora era escribir.
-Tomás ¿por qué no comes un poco más?. Si te encanta esta comida-preguntó su madre con preocupación
- Es que no tengo tiempo, tengo muchas cosas que hacer- dijo el chaval casi en la puerta de la cocina.
Era cierto tenía muchas historias que escribir, de momento, para sí mismo. La mayoría de sus historias estaban protagonizadas por animales como perros, ratones, cebras, pequeños peces, etc. a los que usaba de  metáfora de él mismo, todos los animales tenían dudas sobre algo y siempre había un animal más anciano que les ayudaba a resolverlas. Tomás tardó, pero se dio cuenta de ello y  no le gustaba pensar que todos sus libros serían iguales, por lo que intentó  cambiar de tema, aunque solo fuese por una vez nos estaría mal de momento.
 Ya llegados al día en el que empezaba el nuevo curso escolar Tomás llegaba al colegio con una sonrisa de oreja a oreja, estaba feliz porque ya nadie podría reírse de él por sus deseos de futuro. También en el colegio Tomás intentaba escribir  lo máximo posible para tener que pasar también en casa menos tiempo escribiendo y poder hacer otras cosas , pero al principio  fue posible, el chaval se pasaba las tardes enteras escribiendo sin parar. Aunque al avanzar el curso Tomás fue escribiendo menos por las tardes, pero nunca dejaba de escribir aunque fuera solo un poco. Al empezar la época de exámenes Tomás se vio forzado a dejar la escritura al margen. Cada vez que disfrutaba de unas vacaciones Tomás escribía todo lo que había perdido durante los exámenes, aunque en estos también había escrito bastante, tanto que hasta su profesora le había dicho en más de una ocasión:
-Tomás no es necesario que escribas tanto en las respuestas de los exámenes.
 A lo que el chico respondía:
-Es que me gusta escribir.
Pero un día se quedó sin ideas para escribir y se sintió mal por ello, pensaba “¿qué clase de escritor voy a ser si me quedo sin ideas?” y abandonaba su habitación de escritura para ir a ver la televisión junto a su perro, con el que le encantaba estar siempre que estaba triste por  algo pasado.
 Un día de repente, le volvió a llegar la inspiración y decidió empezar a escribir un libro. No se lo tomó con prisas, escribía cuando se le ocurría algo, cuando se aburría o no tenía nada que hacer. Lo hizo poco a poco, hasta que un día , 4 años después, lo acabó y se decidió a publicarlo, aunque no tuvo mucha fortuna con su primer libro.
Tomás, lejos de entristecerse decidió volver a intentarlo, eso sí, sin prisa alguna. Compaginó bastante bien sus estudios y su tiempo de escritura, dedicando más tiempo a una o  a otra cosa dependiendo de sus obligaciones en aquel momento. Esta vez tardó un año en escribir su nuevo ejemplar, y este sí  que fue un éxito con un buen número de ventas. Las sensaciones que tenía Tomás eran indescriptibles y entonces supo que su verdadera vocación era la escritura.

RELATO, 2º PREMIO: Violeta Martín Cámara, de 3º A, con "Palabras rotas":

Eran seis los libros que vivían en una estantería azul en el dormitorio de Sergio, un chaval de apenas quince años que estudiaba tercero de la ESO.
Habían pasado por cuatro o cinco generaciones antes de llegar a semejante sitio. Algunos habían viajado en avión, o incluso en barco. Habían traspasado las fronteras de varios países. Otros, sin embargo, eran usados día a día para entretener a Sergio de camino al instituto en los vagones de un metro cualquiera. Allí podrían encontrarse con frecuencia algunos más en las manos de otros pasajeros.
Sergio les había dado uso a todos o a casi todos, ya que le encantan los libros, leer y todo lo relacionado con este tema.
Pero un día, el día de su cumpleaños, pasó algo inesperado.
Era temprano, cerca de las ocho menos veinte de la mañana de un lunes cuando comenzó a sonar su despertador. Sergio se levantó rápidamente de la cama. Tenía sueño, mucho sueño. Mientras se vestía, observó un pequeño paquete envuelto en papel de regalo que se encontraba sobre su escritorio. Se acercó a este y aún con cara de sueño, pudo leer una tarjeta bastante decorada:
“Feliz cumpleaños, quinceañero. Con cariño de Papá y Mamá”.
Empezó a abrir el paquete con cara de felicidad y entusiasmo. Imaginaba que sería un libro, como todos los anteriores años. Pero estaba algo equivocado, pues no podía considerarse un libro como tal. Era un lector de libros. En su interior contenía…¡nada más y nada menos que cien libros! Aquello sorprendió a Sergio, quien se sentía ahora el chico más feliz del mundo. Por fin no tendría que cargar con un montón de libros pesados. Los metería todos en uno. Era una idea realmente fascinante. Quizá el mejor regalo que había recibido en toda su vida.
Sergio se pasó las primeras tres semanas usándolo sin parar, ya que no sólo tenía libros, sino que además contenía juegos. Él y el aparato eran ahora inseparables. Iban justos a todas partes. Siempre.
Un miércoles cualquiera en el instituto…
Marta, una chica bastante guapa a la que conocía desde principio de curso, se acercó rápidamente hacia él. Era un cambio de clase. La pareja estuvo hablando sobre los libros. Ella le comentó que ayer se había terminado “Perdona si te llamo amor” de Federico Moccia. Le había gustado bastante, ya que era un buen libro, y pensó que posiblemente a él también podría gustarle, así que se lo aconsejó. A Sergio le pareció una buena sugerencia.
Al llegar a casa quiso buscarlo y descargárselo de Internet. Iba a cargarlo en el lector cuando se encontró con un problema: “Memoria llena, borre uno o más archivos para cargar otro”. Sergio era incapaz de elegir uno y borrarlo, porque los libros que se leía formaban parte de él y de su vida en sí. Era muy difícil el tener que deshacerse de uno para siempre. Decidió entonces borrar uno que no había empezado aún para poder cargar el que su compañera de clase le había sugerido. Y así hizo.
Semanas más tarde, se había aburrido ya de los juegos del aparato. Siempre se repetían los mismos escenarios y niveles.
Una noche, mientras dormía…
Sergio estaba sumergido en una pesadilla, en la que ocurrió algo que hizo cambiar suy opinión acerca del regalo de cumpleaños.
Era después de comer cuando sucedió todo. Sergio intentaba sacar el lector de su mochila cuando, de repente, su móvil empezó a vibrar a la vez que emitía el sonido característico de un SMS.
El chaval giró la cabeza hacia donde éste se situaba y, sin querer, dejó caer el lector al suelo. “¡NOOOOOO!”, gritó nervioso. ZAS. Pantalla rota. ”¡Mierda, acabo de perder mis cien libros!”, gritó de nuevo furioso. Se acercó al móvil pensando que a lo mejor podría encontrarse un mensaje importante de algún amigo, pero cuando vio que era un SMS publicitario, procedente de la empresa de telefonía “Orange>”, se cabreó más todavía.
Acto seguido, despertó. Estaba nervioso y tenía alguna que otra gota de sudor deslizándose lentamente por el rostro. Un leve pensamiento llegó entonces a su cabeza.
“¿Eran realmente libros?”, se preguntó a sí mismo “Sí… ¿porqué no iban a serlo?...¿Eran suyos? ¿A quién pertenecían?”, se volvió a cuestionar. No tenían hojas, no se podían tocar ni se podía percibir en ellos ese olor a libro nuevo que a todos nos gusta.
Pero…si no son libros, ¡¡¿QUÉ SON?!!...se preguntó por última vez.
“Un libro no es un conjunto de letras, palabras, oraciones y párrafos. Tampoco es una historia por larga y elaborada que sea, no. Un libro es un objeto con vida propia, con un pasado, un presente y un futuro. Con un tamaño variable, con unas pastas más duras o más blandas, según la editorial. Todas esas cualidades que lo hacen a cada uno realmente único en este pequeño mundo.
Un libro des más que un archivo PDF que se descarga de Internet, es un amigo, es un compañero de vida, el mejor amigo incluso. Es aquel que forma parte de tu día a día, aquel que te regaló un familiar o un amigo por algún motivo. Esto último lo hace todavía más valioso.
Un libro es aquel que te hace olvidar tus problemas e historias para poder vivir y disfrutar las de otro protagonista y otros personajes cualesquiera.
UN LIBRO ES ESO Y MÁS”.

RELATO, 3º PREMIO:  Carlos Schmitt, de 3º A con "NO NAME":
Muy buenos días a todos, yo soy un libro de un escritor un poco raro. ¿Por qué? Porque era un hombre que estaba drogado, estaba tan loco y salió de la hoya que al escribirme se le olvidó ponerme un simple título para identificarme de los demás.
No había manera, el pobre hombre estaba ya bajo tierra, me dijo el otro día la Biblia que tengo al lado. Estamos todo el día hablando sobre él, pero ya no sabemos ni qué contarnos. Solo puedo deciros que estamos aquí, en la casa del pobre hombre loco, esperando que nos recojan para llevarnos a nuestro propio infierno. Sí, un sitio que todo el mundo conoce, vuestra querida chimenea que os calienta los inviernos y que la alimentáis con toda nuestra raza, aunque hay veces que disfruto mucho escuchando a esos individuos más feos, llamados “poesías”: las cosas más desgraciadas de este mundo lo único que hacen es volver locas a las personas contra todas las normas…que os digo ya que empiezo hasta yo a hablar como las poesías con estas rimas…bueno, vamos a dejar de hablar de esto.
Acabo de ver que está empezando a entrar gente por la casa, yo creo que es para comprarnos…eso espero porque es una de las mejores cosas que te puede pasar como libro; se dice que te llevan a una casa enorme, llena hasta arriba de nuestra raza.
Se me está acercando un hombre y le pregunta a otro cómo me llamo, y él contesta “No name”. Este es el día más feliz de mi vida, porque me han puesto un nuevo nombre, aunque no sé lo que significa.
De verdad, hoy es mi mejor día: me ha cogido y le está diciendo al otro hombre que me va a comprar y que me va a llevar a una de las bibliotecas más grandes de Europa.
7 DÍAS MÁS TARDE…
Hola de nuevo, hoy me encuentro en la biblioteca de Oxford, en Inglaterra. Esto es una maravilla porque he encontrado muchos amigos, aunque creo que solo son hermanos gemelos. Me gustaría, a lo largo de la vida, encontrar un hermano gemelo mío.
Os tengo que contar una cosa: ayer conocía a un diccionario de inglés y le pregunté el significado de mi nombre. ¡No me lo hubiese esperado en la vida! Mi nombre es…¡Sin nombre! Estoy un poquito cabreado por eso, lo único bueno es que soy un libro curiosos según he escuchado. Trato de la vida de un loco drogado que escribió un libro sobre sus guerras de drogas. No sé porque, pero me suena un montón d algún amigo o conocido…En fin, aquí estoy en las manos de un famosos inspector, según me ha dicho el libro de “Don Quijote”, un chiflado que dice que las mesas son el infierno. Yo ya os dije antes eso sobre las chimeneas, como las conocéis vosotros los humanos, pues creedme, él tiene una fantasía muy “abierta”; vamos, otro chiflado como mi autor.
Según veo, el que me está leyendo está muy interesado en mí, espero que sea un inspector o algo en esa dirección como dice el loco este, porque mi mayor deseo es ser un libro famoso y conocido por todo el mundo, aunque suelo ser algo pesimista, por desgracia.
Después de una hora, el conocido hombre me devolvió  a mi sitio, le pregunté a mi vecino si el hombre ese es famoso en esto de los libros y me dijo que era un pobre vagabundo que viene siempre a leer para olvidarse un poco de la pobreza. Seguro que estáis pensando que es algo malo para mí, pero no, no lo es: según me ha dicho el vecino su hermano es el representante de libros más famoso del mundo y muchas veces sea llevado libros nuevos. Por lo único que estaba cabreado es porque el loco de “Don Quijote” me había hecho muchas ilusiones.
DOS AÑOS MÁS TARDE…
Hola, por tercera vez. Os tengo que decir una cosa: estoy bastante viejo y tengo el lomo muy destrozado, pero lo bueno es que hoy se espera visita del hermano de ese vagabundo que os conté hace ya mucho tiempo.
Mira, hablando del rey de Roma, por la puesta asoma, como dice mi amigo de enfrente. Es mi hora, tengo que hacer todo lo posible para que me elija.
-          ¡Mira, mira! ¡Se está acercando a mí! ¡Bien!
Estoy muy feliz, estoy en sus manos y espero que le pueda convencer. Tiene una cara muy seria, tiene pinta de ser un alemán. Dos horas más tarde, me deja donde estaba y se larga.

5 DÍAS DESPUÉS…
He despertado en una habitación muy grande. Creo que todo está lleno de libros, que se me parecen mucho por no decir que son idénticos.
Creo que acabo de conseguir el objetivo de mi vida: soy famoso y he encontrado hermanos gemelos, soy el libro más feliz del mundo….pero sin nombre.

POESÍA, 1º PREMIO: Daniel Martín Cámara, de 4º de ESO con "Mundos de lectura":

Mundos escondidos entre páginas,
Letras que forman sábanas,
Sábanas que me cubren,
Floto hasta la cumbre,
Desde estas vistas veo vidas creadas por un autor,
Páginas que dan frialdad y otras que dan calor.
Esa voz que me cuenta meses,  años extraños,
Noto que cada letra de las páginas las araño.
Voces que nacen en mi cabeza formando diálogos,
Ese monólogo que forman mis sinapsis,
Me da igual con que se inspiren los autores,
Ellos solo intentan abortar esos errores.
Números de páginas que se suman y se multiplican,
Libros que quieren ser utilizados  y me lo suplican.
Sensaciones que nunca son iguales en libros diferentes,
Distintas razas de afluentes,
Conocimientos que salen de una fuente.

POESÍA, 2º PREMIO: Laura Sedano Fernández, de 4º de ESO, con "El don de un buen sabio".

Caminar paso a paso
Encauzado por el olor de ejemplares valiosos,
Vetustos e inéditos,
Todos reposan en una cárcel de madera.
Esperando ser leídos.

Y es que no hay buen sabio
Que a este lugar no acuda,
Pues la esencia de la cultura
Atrapada queda en este aposento.

Un lugar de entretenimiento y sabiduría
Lleno de aventura y fantasíca
Donde el aire es diferente,
Donde el único sonido
Es el deslizar de las hojas.

Un millar de relatos podemos hallar,
Despertares de memorias pasadas,
Romances en el que sus letras
Te trasladan a un orbe lleno de amor.
Fábulas ubicadas en frondosos bosques
Donde la hermosura de las ninfas
Seducen a turbados mozos.




POESÍA, 3º PREMIO: Raquel Fernández Cara, de 1º, con "El libro".

Los bibliotecarios te adoran,
Imprescindible en su trabajo.
Fuentes de sabiduría,
Manan de tu interior.

En tu lomo se sostienen
Esbeltas hojas doradas
Llenas de sabias letras
Que te hacen susurrar.

Tienes muchas ideas,
Infinidad de situaciones
Alegres y divertidas,
Tristes y melancólicas,
Pero siempre educativas.

Fruto de mentes sabias
Habitan tu interior que
Cuando te lo hacemos sembrar
Gran cosecha nos das.

Cuando lo descubres
No te puedes resistir
A la infinidad de emociones
Que te hace sentir.


¡ Enhorabuena a todos ellos por su creatividad y calidad en sus producciones!


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